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Friday, February 3, 2017

JÓVENES Y EL CELULAR.

LOS JÓVENES Y EL CELULAR. —Usted describe su último libro como un texto más. Sin embargo no es un libro inocente. —¿¡Qué quiere decir con que no es inocente!? —Allí replantea alguna de sus tesis más conocidas, las actualiza, y lo hace para jóvenes que apenas lo conocen. Y se ha quejado, dice sentirse distanciado de esta nueva generación. —Y si... yo voy a cumplir 80 años, y los chicos a quienes les di clase el año pasado tienen 20, 22... Están siempre con el celular en la mano. No te dan piola. Cruzan la calle mirando el celular, la avenida Gonzalo Ramírez, y es un suicidio. Nos llevó cinco años lograr que pusieran un semáforo allí, donde cruzan miles de jóvenes. Lo pedimos sin decir, claro, el verdadero motivo: que cruzaban sin mirar. Siempre cito una frase del escritor sueco Henning Mankell, en realidad sobre su personaje, el inspector Wallander. Lo ve envejecer y dice: 'Veía crecer a su alrededor una sociedad que le resultaba ajena'. Nunca imaginé que en Suecia pudiera pasar exactamente lo mismo que en Uruguay. En Facultad, por ejemplo, los jóvenes se entienden mejor con mis ayudantes, que son de 30, 40. Cuando quieren hacer una sinvergüenzada y toman textos de la computadora, yo no me doy cuenta pero mis ayudantes sí. 'Esto lo sacó de tal lado, o de tal otro'. No es que yo me aleje, es el medio el que me aleja. —Una de las cosas más terribles que le puede ocurrir a una comunidad es que la comunicación intergeneracional se rompa. ¿No vale la pena intentarlo? —Pero corremos en desventaja. Yo pegué una frase de Einstein en la cartelera estudiantil que decía: 'El día que se sustituya la interacción humana por la tecnología seremos una generación de idiotas'. Creo que nos acercamos a eso. Se ve en el ómnibus, en la calle. En clase no permiten el celular prendido, y eso nos va salvando, por ahora. Pero sí permiten el mate, y hay una fila esperando el mate, y si yo le pregunto a alguno que está esperando ese mate sobre lo que estamos hablando en clase, difícilmente me sepan contestar. Pero bien, pensando por las buenas, de pronto no tuvieron tiempo de desayunar y fue lo único que pudieron preparar para venir a clase.http://www.elpais.com.uy/cultural/uruguayos-desaparecer-historia-uruguay-benjamin-nahum.html

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