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Wednesday, February 20, 2019

"Nombrar el #tiempo, contarlo, brinda la ilusión de que lo controlamos y permite tal vez ahorrarnos la pregunta angustiante sobre su esencia", escribe Olivier Marchon en El 30 de febrero y otras curiosidades sobre la medición del tiempo (Godot). En un mismo movimiento, el físico francés se sincera sobre los límites de su investigación -centrada en mostrar cómo, cuando el tiempo "enloquece", revela las arbitrariedades de su medición- e invita a profundizar en los interrogantes fundamentales: ¿Por qué necesitamos partir lo que es continuo? ¿A quién beneficia y a quién perjudica algo tan supuestamente inocuo como el calendario? Así comienza “Medir el tiempo, un empeño que va más allá de la #ciencia


"Nombrar el #tiempo, contarlo, brinda la ilusión de que lo controlamos y permite tal vez ahorrarnos la pregunta angustiante sobre su esencia", escribe Olivier Marchon en El 30 de febrero y otras curiosidades sobre la medición del tiempo (Godot). En un mismo movimiento, el físico francés se sincera sobre los límites de su investigación -centrada en mostrar cómo, cuando el tiempo "enloquece", revela las arbitrariedades de su medición- e invita a profundizar en los interrogantes fundamentales: ¿Por qué necesitamos partir lo que es continuo? ¿A quién beneficia y a quién perjudica algo tan supuestamente inocuo como el calendario?
Así comienza “Medir el tiempo, un empeño que va más allá de la #ciencia”, por Pablo Corso
https://www.lanacion.com.ar/2220171

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