o dejo de pensar lo complacido que habría de sentirse el mismísimo medico neurólogo austriaco, fundador del psicoanálisis si la providencia le hubiese dado la oportunidad que su tiempo le negó, de poder contemplar una escena de tales proporciones, y lo feliz que se hubiese sentido de poder desglosar el desquicio colectivo que hoy podemos apreciar con cierta indiferencia, nosotros los legos en la compleja psiquis humana.
Pero aun marcando la debida distancia con el feminismo de la farandula, debo decir y recalcar que no quedan dudas de que “la mujer” como género, si es que el enmarcado técnicamente le cabe, viene avanzando avasalladoramente sobre lo centros de poder de la humanidad , y de no suceder nada raro, cosa que no es muy probable que suceda, en una década no más , ciertamente estarán al mando exclusivo de toda la maquinaria política, administrativa, financiera, científica, tecnológica, militar y todo lo demás de la humanidad.
Y aunque no sea muy fácil de entender como todo esto sucedió o está sucediendo , pues aún no tenemos la perspectiva histórica necesaria coma para medio que calibrarla, pues estamos en pleno proceso, y todo fue demasiado rápido, lo que si podemos señalar aunque mas no sea que a modo de testimonio para los historiadores del futuro, es que la revolución de la mujer, que arranca allá por la revolución industrial, y se afirma durante las dos guerras mundiales cuando mientras los hombres se mataban en los campos de batalla, alguien tenía que fabricar los fusiles, y los cañones, y los jeeps y los tractores, y las ollas para cocinar, porque la fin había que comer, y la ropa para vestirse y las medicinas para curar y así como quien no quiere la cosa , la mujer dejó la cocina y se fue a la fábrica, y después ya no volvió más.
Pero después de las guerras pasó algo medio extraño, pues ya no era solo por necesidad bélica y militar, sino que obedecía a una inquietud que despertaba en el esternón de su esencia femenina y que parecía revelarse allá en el espinazo desde la raíz de esa costilla que en verdad no le faltaba al hombre, pues alguien o les había mentido o había falseado la verdad, y aquella fotografía clásica de la familia modelo , donde el varoncito y la nena jugaban en la alfombra mientras el padre leía un libro y la madre tejía y miraba la telenovela, medio que se tergiversó, y de repente el libro cambio de mano, y con el libro el intelecto, y con el intelecto el control.
Porque de repente la mujer comenzó a leer… al principio muy tímidamente, con un Corin Tellado o unas Selecciones en el mejor de los casos, pero enseguida cambiaron de ramo y se comieron todos los clásicos desde Homero y Virgilio, hasta Ortega y Gasset y Octavio Paz, y el hombre se cambió de asiento y se puso a mirar futbol, y ahí se quedó en el sofá , y ahí está hasta ahora.
Y la mujer aprendió historia, filosofía, histología, aritmética, geografía, arqueología, genética, economía, derecho, farmacología, mitología griega y guaraní … y todas las “gía” que se te ocurra.
Hoy según cifras oficiales de organismos internacionales confiables, mas del sesenta por ciento de los egresados en cualquier universidad del mundo occidental, son mujeres, y en el mundo oriental si bien van bastante mas retrasadas en el proceso ya comienzan a avanzar a pasos agigantados.
Muy recientemente cuando la guerra comercial entre China y EEUU jaqueaba al planeta , se logró una tregua salvadora que hizo al mundo respirar tranquilo , no gracias al entendimiento entre los presidentes de ambas superpotencias, no nada de eso, todo fue gracias a un encuentro en una hotel de Buenos Aires entre dos corporaciones, dos gigantes del mundo empresarial de los dos países que intimaron a los líderes sobre la necesidad de lograr un acuerdo; lo curioso del caso es que ambas corporaciones eran presididas por mujeres.
Y eso no solo pasa en el supra mundo de la política y los negocios, también en el día a día hogareño, ya para los hijos la madre es la referencia cultural a la que recurren a la hora de preparar la tarea para el cole o la escuela, pues ni se les pasa por la cabeza de que el padre pueda saber algo mas de que como salió el Barza o el Real en la Champean el fin de semana pasado, o si fue penal o no fue la jugada dudosa del partido del clásico del domingo.
Y si bien aun los Presidentes y candidatos, diputados, senadores y ministros aún son mayoritariamente masculinos, aunque cada vez menos, son apenas consecuencias residuales de una inercia generacional que ya se acaba, pues ya se siente la presión de la nueva generación que viene sobrecargada de mujeres, que van a desbordar los cargos de elite, sencillamente porque se han preparado para eso, y a esta altura ya no hay vuelta atrás.
Y no porque cuatro desquiciadas se desnuden en el altar de una iglesia, o porque otras salgan a gargantear por las redes, porque esas son justamente las que se quedaron a la zaga y las que en definitiva no van a estar ni en esta generación ni en la otra ni en ninguna, porque sencillamente no tienen preparación alguna, ni para esto ni para nada (no todas por cierto, habló del colectivo, no de las individualidades que algunas en particular me merecen mucha admiración), las mujeres se van a imponer porque se ganaron el espacio perfeccionándose, estudiando, mejorando, leyendo, mientras los hombres, sentados en el sofá viendo el partido y comiendo papitas chips (no todos, tampoco generalizo) se bestializaron y “regredieron”, y como pertenecemos a una especie que por esencia evolutiva no admite la regresión, ha de ceder la conducción y el mando a quienes están mejor preparados, y en este caso y en este tiempo no caben dudas, la conducción del mundo de las próximas décadas se les será cedido merecidamente a “las mujeres….”.
Pero aun marcando la debida distancia con el feminismo de la farandula, debo decir y recalcar que no quedan dudas de que “la mujer” como género, si es que el enmarcado técnicamente le cabe, viene avanzando avasalladoramente sobre lo centros de poder de la humanidad , y de no suceder nada raro, cosa que no es muy probable que suceda, en una década no más , ciertamente estarán al mando exclusivo de toda la maquinaria política, administrativa, financiera, científica, tecnológica, militar y todo lo demás de la humanidad.
Y aunque no sea muy fácil de entender como todo esto sucedió o está sucediendo , pues aún no tenemos la perspectiva histórica necesaria coma para medio que calibrarla, pues estamos en pleno proceso, y todo fue demasiado rápido, lo que si podemos señalar aunque mas no sea que a modo de testimonio para los historiadores del futuro, es que la revolución de la mujer, que arranca allá por la revolución industrial, y se afirma durante las dos guerras mundiales cuando mientras los hombres se mataban en los campos de batalla, alguien tenía que fabricar los fusiles, y los cañones, y los jeeps y los tractores, y las ollas para cocinar, porque la fin había que comer, y la ropa para vestirse y las medicinas para curar y así como quien no quiere la cosa , la mujer dejó la cocina y se fue a la fábrica, y después ya no volvió más.
Pero después de las guerras pasó algo medio extraño, pues ya no era solo por necesidad bélica y militar, sino que obedecía a una inquietud que despertaba en el esternón de su esencia femenina y que parecía revelarse allá en el espinazo desde la raíz de esa costilla que en verdad no le faltaba al hombre, pues alguien o les había mentido o había falseado la verdad, y aquella fotografía clásica de la familia modelo , donde el varoncito y la nena jugaban en la alfombra mientras el padre leía un libro y la madre tejía y miraba la telenovela, medio que se tergiversó, y de repente el libro cambio de mano, y con el libro el intelecto, y con el intelecto el control.
Porque de repente la mujer comenzó a leer… al principio muy tímidamente, con un Corin Tellado o unas Selecciones en el mejor de los casos, pero enseguida cambiaron de ramo y se comieron todos los clásicos desde Homero y Virgilio, hasta Ortega y Gasset y Octavio Paz, y el hombre se cambió de asiento y se puso a mirar futbol, y ahí se quedó en el sofá , y ahí está hasta ahora.
Y la mujer aprendió historia, filosofía, histología, aritmética, geografía, arqueología, genética, economía, derecho, farmacología, mitología griega y guaraní … y todas las “gía” que se te ocurra.
Hoy según cifras oficiales de organismos internacionales confiables, mas del sesenta por ciento de los egresados en cualquier universidad del mundo occidental, son mujeres, y en el mundo oriental si bien van bastante mas retrasadas en el proceso ya comienzan a avanzar a pasos agigantados.
Muy recientemente cuando la guerra comercial entre China y EEUU jaqueaba al planeta , se logró una tregua salvadora que hizo al mundo respirar tranquilo , no gracias al entendimiento entre los presidentes de ambas superpotencias, no nada de eso, todo fue gracias a un encuentro en una hotel de Buenos Aires entre dos corporaciones, dos gigantes del mundo empresarial de los dos países que intimaron a los líderes sobre la necesidad de lograr un acuerdo; lo curioso del caso es que ambas corporaciones eran presididas por mujeres.
Y eso no solo pasa en el supra mundo de la política y los negocios, también en el día a día hogareño, ya para los hijos la madre es la referencia cultural a la que recurren a la hora de preparar la tarea para el cole o la escuela, pues ni se les pasa por la cabeza de que el padre pueda saber algo mas de que como salió el Barza o el Real en la Champean el fin de semana pasado, o si fue penal o no fue la jugada dudosa del partido del clásico del domingo.
Y si bien aun los Presidentes y candidatos, diputados, senadores y ministros aún son mayoritariamente masculinos, aunque cada vez menos, son apenas consecuencias residuales de una inercia generacional que ya se acaba, pues ya se siente la presión de la nueva generación que viene sobrecargada de mujeres, que van a desbordar los cargos de elite, sencillamente porque se han preparado para eso, y a esta altura ya no hay vuelta atrás.
Y no porque cuatro desquiciadas se desnuden en el altar de una iglesia, o porque otras salgan a gargantear por las redes, porque esas son justamente las que se quedaron a la zaga y las que en definitiva no van a estar ni en esta generación ni en la otra ni en ninguna, porque sencillamente no tienen preparación alguna, ni para esto ni para nada (no todas por cierto, habló del colectivo, no de las individualidades que algunas en particular me merecen mucha admiración), las mujeres se van a imponer porque se ganaron el espacio perfeccionándose, estudiando, mejorando, leyendo, mientras los hombres, sentados en el sofá viendo el partido y comiendo papitas chips (no todos, tampoco generalizo) se bestializaron y “regredieron”, y como pertenecemos a una especie que por esencia evolutiva no admite la regresión, ha de ceder la conducción y el mando a quienes están mejor preparados, y en este caso y en este tiempo no caben dudas, la conducción del mundo de las próximas décadas se les será cedido merecidamente a “las mujeres….”.
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