Todo el amor del mundo de otros no lograba llenar el vacío del perro que sufrió abandono o quizás otras torturas más.
Eso me recuerda a la mayoría de los exiliados cubanos. Una canción, un paisaje de su tierra, un familiar, lo retrotrae a la tierra, por muy adaptados que estén en su nuevo nación. Sobre todo cuando uno se está poniendo viejo y una pequeña lágrima se desliza por la nostalgia de la remembranza.
Como los hebreos que estuvieron 40 años en esclavitud en Babilonia y a pesar de los maltratos y las torturas lloraban por su pequeño territorio dejado atrás y mantenían sus costumbres, tradiciones, su Dios y hasta sus canciones.
Eso se llama sentido de Pertenencia a nuestras raíces. Aunque pasen 40 años de Comunismo siempre habrá un latido de Cuba en nuestros corazones.
DR ORLANDO VICENTE ALVAREZ
CUBANO URUGUAYO
GENIO
AUTOR DE “MEMORIAS DE UN NIÑO GUANTAMERO”
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