HISTORIA DE LOS CHARRUAS QUE FUERON LLEVADOS A FRANCIA (PARTE 5)
El cacique Vaimaca Perú murió una semana antes del nacimiento de la niñita em París, el 13 de setiembre. Meses antes, el ya citado L.P. escribía sobre él:
“Su nombre es Vaimaca, pero los Charrúas le llaman siempre Péru” (…) “Péru habla con bastante soltura el español y entiende también el portugués” (…) “Deseó, por ejemplo, ver al rey de los Franceses. Es el único hombre que su orgullo de príncipe no juzga indigno de ser visto por él en tierra extranjera. Se propone pedirle una nave y unos cien hombres para volver a América, cortarle la cabeza al presidente Ribéra, y vengar a su nación.”
Paul Rivet escribió que su cuerpo fue, al igual que el de Senaqué, llevado al laboratorio
de Anatomía humana del museum((El esqueleto de Vaimaca fue después conservado por el Museo de Ciencias Naturales, más tarde Museo del Hombre de París, antes de ser repatriado al Uruguay el 17 de julio del año 2002)). José Joaquin Figueira ubicó la mención siguiente en los índices de defunción del 5º distrito (antiguo) de París:
“Vaimaca Peru. Jefe tribu india, (América), fallecido a los 55 años, (calle de la) Chaussée d’Antin n° 27, el 13 de setiembre de 1833.” ((Figueira, José Joaquín. El Cacique Charrúa Vaimaca Perú fué soldado de Artigas, Montevideo, Publicación especial del Diario “Acción”, Montevideo, 18 de junio de 1964)).
La opinión pública fue manifestándose de forma cada vez más crítica frente a la triste exhibición. Es así que Paul Rivet citó una carta publicada en Le Magasin Pittoresque en 1842 en la que se habla de la visita del Sr Auguste Saint-Hilaire, quien , escandalizado informó a sus colegas de la pésima condición en la que se encontraban los amerindios. El mismo documento indicaba que como consecuencia de su informe: “El Sr Séguier en su doble calidad de académico y magistrado fue encargado de obtener de la administración, la reparación de los daños y perjuicios causados a los desgraciados Charrúas (…) de los cuales no estaban excluídos los latigazos y esto ante el más mínimo pretexto”.
Informado el jefe de la policía, la administración se comprometió a liberar a los cautivos y a tomar las medidas que requería su situación excepcional. Lamentablemente, el empresario, que fue sin duda informado de este estado de cosas, desapareció con el toldo y los Charrúas. Se le creyó en camino hacia Estrasburgo, donde se le dio orden de arresto pero nunca se le vió llegar. Es poco menos de un año más tarde y mucho más al sur, en la ciudad de Lyon, que volvemos a encontrar el rastro de nuestros sobrevivientes. José Joaquín Figueira encontró en 1958, en los archivos municipales de Lyon el documento siguiente:
“El veinte y trés de Julio de mil ocho ciento treinta y cuatro a las once horas de la mañana, ante nosotros intendente de Lyon han comparecido los señores Anthelme Nochet, de treinta y seis años y Etienne Tissot cincuenta y cinco años, empleados em el hospital de enfermos de esta ciudad, quienes han declarado que Micaëla uyunusa, de veintiseis años, nacida cerca del río Uruguay (América Meridional) domiciliada en Cour des Archers, n° … esposa de … Tacuabé que estaba sin oficio, ha falecido ayer de noche a las nueve. Lectura hecha de la presente acta a los declarantes, estos lo han firmado con nosotros.”
Pocos meses antes, en abril de 1834, Lyon había vivido tumultos que causaron más de 300 muertos. Un texto de la época nos cuenta que muchas casas de la Rue Mercière y de la Rue de l’Hôpital en el barrio del Hôtel-Dieu y de la pensión donde se alojaron no eran más que montones de ruinas. Tal debía ser el entorno que onocieron nuestros protagonistas al llegar a la antigua capital de las Galias. La prensa lyonesa, que ya había informado de la llegada de los Charrúas a París, lo hizo también de la muerte de Micaela Guyunusa. El 27 de julio, en un artículo del “Journal du Commerce” se podían leer las siguientes líneas:
“Una de las mujeres Charrúas, de esos salvajes de America Meridional, traídos a Francia por un especulador que contaba con su presencia para imponer un rico tributo a la curiosidad pública, y que ha sido completamente engañado en cuanto a su anhelo, acaba de morir en el Hôtel-Dieu de Lyon, de una tísis pulmonar. Es la cuarta persona de esta familia que fallece desde su llegada a Francia. Deja un niño y un esposo que el alejamiento de su patria va a volver doblemente infelices.” ((Journal du commerce de Lyon, 27 de julio de 1834, in Rivet, op. cit. nota 1, p. 30. Publicado fotograficamente por José Joaquín Figueira en op.cit nota 5, op. cit. nota 60 y “Eduardo Acevedo Díaz y los aborígenes del Uruguay”, Boletín del Estado Mayor del Ejercito, “División Historia”, Montevideo, 1977)).
Años más tarde, José Joaquín Figueira ubicó otro documento que prueba el passaje de Laureano Tacuavé y Micaela Guyunusa por Lyon en los archivos municipales de dicha ciudad. Se trató del registro de viajeros de 1834 en el que se puede leer:
“Apellido y nombre de los arrendadores: Pensión Parret, Cour des Archers, N° 5;
Apellido y Nombre de los estranjeros: Tacamabé y su esposa; Profesión: Saltimban- qui; Edad: 22; Nombre de las comunas en las que viven: Montevideo; Lugar de donde vienen: París; Fecha de llegada: 7 de julio de 1834”(( El documento entero fue publicado en op. cit nota 5 y en el suplemento del 4 de abril de 1961 del diario El día)).
En una lista de pensiones de Lyon, José Joaquín Figueira afirma haber encontrado el nombre de la pensión que habría sido “Auberge du Cheval Blanc”(( Dato informado oralmente en setiembre de 2007)). La Cour des Archers poco tenía que ver con la actual Rue des Archers, construída esta última a fines del siglo XIX.
La Cour des Archers, que estaba a lo largo de la antigua prefectura70, desapareció en gran parte al mismo tiempo que ésta. Sólo subsiste un tramo escaso al que se acede por la Rue Confort. En el catastro napoleónico de 1831, se puede ubicar a la Pensión. En los archivos de los Hospices Civils de Lyon se me informó que a la sala Montazet del Hôtel-Dieu, donde debió ser atendida Micaela Guyunusa, se le daba entrada sólo a quienes pagaban y muy caro, lo que indique quizás que alguien prestó ayuda a la pobre mujer ya agonizante a su llegada (falleció el mismo día). Por otra parte, cabe aquí destacar que la tuberculosis, enfermedad de la que fallece Micaela Guyunusa, era considerada una enfermedad hereditaria y no contagiosa en aquella época. Por lo tanto no se habrían tomado las medidas necesarias para evitar el contagio. estaco
aquí también la imposibilidad con los datos conocidos, de saber donde y cuando habría contraído esta enfermedad, ya que el tiempo en el que ésta puede volverse fatal es extremadamente variable, yendo de semanas a varios meses. Micaela Guyunusa pudo haber sido enterrada en uno de los tres cementerios que existían por ese entonces en Lyon, que eran los de “la Guillotière”, “l’Antiquaille” y la “Croix-Rousse”, cuyos registros no remontan desgraciadamente a esos años. El príncipal investigador uruguayo que se dedicó a este tema, José Joaquín Figueira, emitió em 1958 la hipótesis que Tacuavé se hubiera producido en un circo en Lyon bajo el nombre de “Jean Soulassol”, que en un suelto es descrito como “sorprendente por su fuerza maxilar e india”. Se basa en la mención “saltimbanqui” que aparece en el registro de viajeros citado, en que no halló en el mismo momento otro circo que el que cita a “Jean Soulassol”, y que además éste último deja de producirse el día en el que muere Micaela Guyunusa. Como último hallazgo, y objeto principal de este artículo, publico aquí la partida de defunción de la hija de Micaela Guyunusa.
El documento, que es el último en el que aparece el nombre de Tacuavé y de la hija de Micaela Guyunusa indica lo siguiente: “El veintinueve de agosto de mil ocho cientos treinta y cuatro a las dos y cuarto de la tarde, ante nosotros intendente de Lyon han comparecido los Sres Jules Lalounet, de treinta y cinco años pintor y decorador, gran calle Mercière n° 56 y Jean Jacques Chardonnet, cuarenta años traiteur ((La traducción más justa que encontré aquí es la de “especialista en comidas preparadas)) misma casa, quienes han declarado que Caroline Tacouabé, de un año, nativa de París, hija de Laurent doméstico, viviendo en la susodicha casa y de la difunta Michella Gununusa ha fallecido ayer de noche a las cuatro horas. Lectura hecha de la presente acta a los declarantes, han firmado com nosotros:
Lalounet Chardonnet”
Por primera vez conocemos aquí el nombre de la niña, que no es ni Mónica, ni Micaela, ni Libertad o Igualdad como se ha afirmado fantásticamente en algunos otros libros o artículos. Pero ese nombre no significa que no haya tenido otro, de corte indígena, en el marco de una estrategia identitaria. ¿En cuanto a Carolina, quizás fué ese el nombre de Mme Lesueur o de la hija de ella o aún de la hija de Dumoutier a la que vimos que Tacuavé acariciaba en París? Señalaré aquí solamente que ese nombre, según los registros franceses, estuvo muy de moda a partir del siglo XIX, lo que quizás se debió a la popularidad de Caroline Bonaparte, o de la reina Carolina, esposa del rey George IV de Inglaterra. No lleva el documento la causa de la muerte de la niña, pero se puede suponer que haya sido contagiada de tuberculósis por su madre. Laureano Tacuavé es nombrado aquí al estilo francés “Laurent Tacouabé”, lo que nos hace suponer que por ese entonces ya se comunicaría en francés y habría decidido conservar su nombre alterándolo tan sólo de esa forma. También nos lo sugiere su profesión, la de “domestique” o sea empleado doméstico (mucamo). ¿ Pero sería el empleado de alguno de los dos hombres citados en el documento ?
(CONTINUA MAÑANA COM PARTE 6)
El cacique Vaimaca Perú murió una semana antes del nacimiento de la niñita em París, el 13 de setiembre. Meses antes, el ya citado L.P. escribía sobre él:
“Su nombre es Vaimaca, pero los Charrúas le llaman siempre Péru” (…) “Péru habla con bastante soltura el español y entiende también el portugués” (…) “Deseó, por ejemplo, ver al rey de los Franceses. Es el único hombre que su orgullo de príncipe no juzga indigno de ser visto por él en tierra extranjera. Se propone pedirle una nave y unos cien hombres para volver a América, cortarle la cabeza al presidente Ribéra, y vengar a su nación.”
Paul Rivet escribió que su cuerpo fue, al igual que el de Senaqué, llevado al laboratorio
de Anatomía humana del museum((El esqueleto de Vaimaca fue después conservado por el Museo de Ciencias Naturales, más tarde Museo del Hombre de París, antes de ser repatriado al Uruguay el 17 de julio del año 2002)). José Joaquin Figueira ubicó la mención siguiente en los índices de defunción del 5º distrito (antiguo) de París:
“Vaimaca Peru. Jefe tribu india, (América), fallecido a los 55 años, (calle de la) Chaussée d’Antin n° 27, el 13 de setiembre de 1833.” ((Figueira, José Joaquín. El Cacique Charrúa Vaimaca Perú fué soldado de Artigas, Montevideo, Publicación especial del Diario “Acción”, Montevideo, 18 de junio de 1964)).
La opinión pública fue manifestándose de forma cada vez más crítica frente a la triste exhibición. Es así que Paul Rivet citó una carta publicada en Le Magasin Pittoresque en 1842 en la que se habla de la visita del Sr Auguste Saint-Hilaire, quien , escandalizado informó a sus colegas de la pésima condición en la que se encontraban los amerindios. El mismo documento indicaba que como consecuencia de su informe: “El Sr Séguier en su doble calidad de académico y magistrado fue encargado de obtener de la administración, la reparación de los daños y perjuicios causados a los desgraciados Charrúas (…) de los cuales no estaban excluídos los latigazos y esto ante el más mínimo pretexto”.
Informado el jefe de la policía, la administración se comprometió a liberar a los cautivos y a tomar las medidas que requería su situación excepcional. Lamentablemente, el empresario, que fue sin duda informado de este estado de cosas, desapareció con el toldo y los Charrúas. Se le creyó en camino hacia Estrasburgo, donde se le dio orden de arresto pero nunca se le vió llegar. Es poco menos de un año más tarde y mucho más al sur, en la ciudad de Lyon, que volvemos a encontrar el rastro de nuestros sobrevivientes. José Joaquín Figueira encontró en 1958, en los archivos municipales de Lyon el documento siguiente:
“El veinte y trés de Julio de mil ocho ciento treinta y cuatro a las once horas de la mañana, ante nosotros intendente de Lyon han comparecido los señores Anthelme Nochet, de treinta y seis años y Etienne Tissot cincuenta y cinco años, empleados em el hospital de enfermos de esta ciudad, quienes han declarado que Micaëla uyunusa, de veintiseis años, nacida cerca del río Uruguay (América Meridional) domiciliada en Cour des Archers, n° … esposa de … Tacuabé que estaba sin oficio, ha falecido ayer de noche a las nueve. Lectura hecha de la presente acta a los declarantes, estos lo han firmado con nosotros.”
Pocos meses antes, en abril de 1834, Lyon había vivido tumultos que causaron más de 300 muertos. Un texto de la época nos cuenta que muchas casas de la Rue Mercière y de la Rue de l’Hôpital en el barrio del Hôtel-Dieu y de la pensión donde se alojaron no eran más que montones de ruinas. Tal debía ser el entorno que onocieron nuestros protagonistas al llegar a la antigua capital de las Galias. La prensa lyonesa, que ya había informado de la llegada de los Charrúas a París, lo hizo también de la muerte de Micaela Guyunusa. El 27 de julio, en un artículo del “Journal du Commerce” se podían leer las siguientes líneas:
“Una de las mujeres Charrúas, de esos salvajes de America Meridional, traídos a Francia por un especulador que contaba con su presencia para imponer un rico tributo a la curiosidad pública, y que ha sido completamente engañado en cuanto a su anhelo, acaba de morir en el Hôtel-Dieu de Lyon, de una tísis pulmonar. Es la cuarta persona de esta familia que fallece desde su llegada a Francia. Deja un niño y un esposo que el alejamiento de su patria va a volver doblemente infelices.” ((Journal du commerce de Lyon, 27 de julio de 1834, in Rivet, op. cit. nota 1, p. 30. Publicado fotograficamente por José Joaquín Figueira en op.cit nota 5, op. cit. nota 60 y “Eduardo Acevedo Díaz y los aborígenes del Uruguay”, Boletín del Estado Mayor del Ejercito, “División Historia”, Montevideo, 1977)).
Años más tarde, José Joaquín Figueira ubicó otro documento que prueba el passaje de Laureano Tacuavé y Micaela Guyunusa por Lyon en los archivos municipales de dicha ciudad. Se trató del registro de viajeros de 1834 en el que se puede leer:
“Apellido y nombre de los arrendadores: Pensión Parret, Cour des Archers, N° 5;
Apellido y Nombre de los estranjeros: Tacamabé y su esposa; Profesión: Saltimban- qui; Edad: 22; Nombre de las comunas en las que viven: Montevideo; Lugar de donde vienen: París; Fecha de llegada: 7 de julio de 1834”(( El documento entero fue publicado en op. cit nota 5 y en el suplemento del 4 de abril de 1961 del diario El día)).
En una lista de pensiones de Lyon, José Joaquín Figueira afirma haber encontrado el nombre de la pensión que habría sido “Auberge du Cheval Blanc”(( Dato informado oralmente en setiembre de 2007)). La Cour des Archers poco tenía que ver con la actual Rue des Archers, construída esta última a fines del siglo XIX.
La Cour des Archers, que estaba a lo largo de la antigua prefectura70, desapareció en gran parte al mismo tiempo que ésta. Sólo subsiste un tramo escaso al que se acede por la Rue Confort. En el catastro napoleónico de 1831, se puede ubicar a la Pensión. En los archivos de los Hospices Civils de Lyon se me informó que a la sala Montazet del Hôtel-Dieu, donde debió ser atendida Micaela Guyunusa, se le daba entrada sólo a quienes pagaban y muy caro, lo que indique quizás que alguien prestó ayuda a la pobre mujer ya agonizante a su llegada (falleció el mismo día). Por otra parte, cabe aquí destacar que la tuberculosis, enfermedad de la que fallece Micaela Guyunusa, era considerada una enfermedad hereditaria y no contagiosa en aquella época. Por lo tanto no se habrían tomado las medidas necesarias para evitar el contagio. estaco
aquí también la imposibilidad con los datos conocidos, de saber donde y cuando habría contraído esta enfermedad, ya que el tiempo en el que ésta puede volverse fatal es extremadamente variable, yendo de semanas a varios meses. Micaela Guyunusa pudo haber sido enterrada en uno de los tres cementerios que existían por ese entonces en Lyon, que eran los de “la Guillotière”, “l’Antiquaille” y la “Croix-Rousse”, cuyos registros no remontan desgraciadamente a esos años. El príncipal investigador uruguayo que se dedicó a este tema, José Joaquín Figueira, emitió em 1958 la hipótesis que Tacuavé se hubiera producido en un circo en Lyon bajo el nombre de “Jean Soulassol”, que en un suelto es descrito como “sorprendente por su fuerza maxilar e india”. Se basa en la mención “saltimbanqui” que aparece en el registro de viajeros citado, en que no halló en el mismo momento otro circo que el que cita a “Jean Soulassol”, y que además éste último deja de producirse el día en el que muere Micaela Guyunusa. Como último hallazgo, y objeto principal de este artículo, publico aquí la partida de defunción de la hija de Micaela Guyunusa.
El documento, que es el último en el que aparece el nombre de Tacuavé y de la hija de Micaela Guyunusa indica lo siguiente: “El veintinueve de agosto de mil ocho cientos treinta y cuatro a las dos y cuarto de la tarde, ante nosotros intendente de Lyon han comparecido los Sres Jules Lalounet, de treinta y cinco años pintor y decorador, gran calle Mercière n° 56 y Jean Jacques Chardonnet, cuarenta años traiteur ((La traducción más justa que encontré aquí es la de “especialista en comidas preparadas)) misma casa, quienes han declarado que Caroline Tacouabé, de un año, nativa de París, hija de Laurent doméstico, viviendo en la susodicha casa y de la difunta Michella Gununusa ha fallecido ayer de noche a las cuatro horas. Lectura hecha de la presente acta a los declarantes, han firmado com nosotros:
Lalounet Chardonnet”
Por primera vez conocemos aquí el nombre de la niña, que no es ni Mónica, ni Micaela, ni Libertad o Igualdad como se ha afirmado fantásticamente en algunos otros libros o artículos. Pero ese nombre no significa que no haya tenido otro, de corte indígena, en el marco de una estrategia identitaria. ¿En cuanto a Carolina, quizás fué ese el nombre de Mme Lesueur o de la hija de ella o aún de la hija de Dumoutier a la que vimos que Tacuavé acariciaba en París? Señalaré aquí solamente que ese nombre, según los registros franceses, estuvo muy de moda a partir del siglo XIX, lo que quizás se debió a la popularidad de Caroline Bonaparte, o de la reina Carolina, esposa del rey George IV de Inglaterra. No lleva el documento la causa de la muerte de la niña, pero se puede suponer que haya sido contagiada de tuberculósis por su madre. Laureano Tacuavé es nombrado aquí al estilo francés “Laurent Tacouabé”, lo que nos hace suponer que por ese entonces ya se comunicaría en francés y habría decidido conservar su nombre alterándolo tan sólo de esa forma. También nos lo sugiere su profesión, la de “domestique” o sea empleado doméstico (mucamo). ¿ Pero sería el empleado de alguno de los dos hombres citados en el documento ?
(CONTINUA MAÑANA COM PARTE 6)
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