Wednesday, August 26, 2020

de filosofía LA METAFÍSICA DE ARISTÓTELES

LA METAFÍSICA DE ARISTÓTELES
Con esta frase optimista, comienza Aristóteles su Metafísica: «Todos los hombres, por naturaleza, desean saber». Se trata de un enunciado en uno de sus libros, o más bien una serie de disertaciones, de difícil lectura (el filósofo árabe Avicena decía haber leído cuarenta veces la Metafísica de Aristóteles sin entenderla) pero que es de la mayor importancia para la comprensión de la filosofía del Estagirita y que ha ejercido enorme influencia en todo el pensamiento europeo ulterior. Sin embargo, continúa Aristóteles, aunque todos los hombres desean saber, hay diferentes grados del saber. En opinión de él, la sabiduría, la suprema sabiduría, no se apresta a producir cosa alguna ni a asegurar ningún efecto—no es utilitaria— sino que trata únicamente de averiguar los primeros principios de la realidad, es decir, trata de alcanzar el conocimiento por lo que éste es en sí mismo. Aristóteles coloca al hombre que busca el saber por lo que el saber mismo es en sí por encima del hombre que quiere adquirir un conocimiento particular con miras a lograr algún efecto práctico. En otros términos, es superior aquella ciencia que es deseable por sí misma y no sólo con miras a sus resultados. Y esta ciencia, deseable por sí misma, es la ciencia de los primeros principios o de las primeras causas, ciencia cuyo comienzo está en la admiración. Los hombres empezaron por admirarse de las cosas, por querer explicarse lo que veían, y así, del deseo de comprender y no de ninguna consideración al provecho que los conocimientos puedan reportar, nació la filosofía. Esta ciencia es, pues, la que entre todas las demás mejor se merece el dictado de libre o liberal, porque, lo mismo que un hombre libre, existe para sí misma y no para ningún otro fin. La metafísica es, pues, según Aristóteles, la sabiduría por excelencia, y el filósofo o amante de la sabiduría es el que desea lograr el conocimiento acerca de la causa última y la naturaleza de la realidad, y este conocimiento lo desea por lo que tal conocimiento es en sí. Aristóteles es, por consiguiente, un «dogmático», en el sentido de que supone que ese conocimiento es asequible, aunque no, claro está, en el sentido de que proponga teorías sin intentar siquiera probarlas.
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