Monday, September 16, 2019

GARDEL BUENOS AIRES

¡Gardel, Carlos Gardel vive en Buenos Aires!
Pronuncias su nombre y segundos después todavía sientes el sabor de Buenos Aires en el paladar: añejo y exquisito a la vez. Lo percibes con gusto a caña seca aromatizada. Lo mencionas y tu mente viaja. Se transporta y tú te mueves con ella. Empiezas con los labios tarareando un “Mi Buenos Aires querido”, y sin darte cuenta, ya recorriste el barrio La Boca cuando -impostando la voz- pasaste a cantar “Caminito”.
Ese es Gardel. Perdón de nuevo: Carlos Gardel. Es un viaje por Buenos Aires y un recorrido por su historia. La de una ciudad majestuosa levantándose en las primeras décadas del siglo XX con edificios como el Palacio del Congreso, el Barolo, La Casa Rosada y el Teatro Colón. También, la de la ciudad vanguardista y bohemia, con sus artistas errantes viajando de milonga en milonga, cambiando un tango por un beso.
Fue en 1933 la última vez que Gardel cantó en Buenos Aires. Lo hizo en el Cine Teatro 25 de Mayo, previo a una gira preparada para Hollywood y Europa. Al salir del teatro, Gardel empezó a cantar en la calle, y acompañado del coro aguerrido de sus fanáticos y del claxon de los autos, se despidió -sin saberlo- de su público porteño.
Cerca de noventa años después del adiós, puede decirse que, como el Barolo, la Casa Rosada y el Colón, la imagen de Carlos Gardel también pasó de ser parte de Buenos Aires a significar Buenos Aires.
Los relatos elocuentes de los más viejos al recordar al cantante, han llevado a que se inmortalice su figura:
Una estación de subterráneo, un museo, un centro cultural, una calle, una pasaje peatonal y cientos de bares y restaurantes llevan el nombre de Carlos Gardel. Calcomanías, murales, buses, afiches, llaveros y decoraciones se destacan en la calle con su cara. Y además de su canto en la radio, las milongas y los bares estatuas como la que habita en el estadio de Racing Club, lo mantienen latente en pleno siglo XXI.
GARDEL BUENOS AIRES

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