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Wednesday, February 16, 2022

NO TENGAS MIEDO ,MARCOS 5 DEL 21 AL 43

 Marcos 5:21-43
No tengas miedo; sólo ten fe

Pequeño brote de semillas,
Fotografía de Aleksandr Kichigin,
Fotografiada el 18 de febrero de 2016,
Foto digital
© Alamy / Aleksandr Kichigin

Cuando Jesús pasó en la barca a la otra orilla, se reunió a su alrededor una gran multitud y se quedó junto al lago. Entonces se acercó uno de los oficiales de la sinagoga, de nombre Jairo, y al verlo, se echó a sus pies y le suplicó encarecidamente, diciendo: "Mi hijita está muy enferma. Ven a imponerle las manos para que se cure y le salve la vida". Jesús se fue con él y le siguió una gran multitud que le rodeaba.

Había una mujer que sufría de una hemorragia desde hacía doce años; después de un largo y penoso tratamiento con varios médicos, había gastado todo lo que tenía sin que mejorara, es más, empeoraba. Había oído hablar de Jesús, y se acercó a él a través de la multitud y tocó su manto. Se dijo a sí misma: "Si puedo tocar aunque sea su ropa, me pondré bien". Y la fuente de la hemorragia se secó al instante, y sintió en sí misma que estaba curada de su dolencia. Inmediatamente, consciente de que el poder había salido de él, Jesús se volvió entre la multitud y dijo: "¿Quién ha tocado mis vestidos? Sus discípulos le dijeron: 'Ves cómo la multitud te aprieta y sin embargo dices: "¿Quién me ha tocado?"'. Pero él seguía mirando a su alrededor para ver quién lo había hecho. Entonces la mujer se acercó, asustada y temblorosa porque sabía lo que le había sucedido, y cayendo a sus pies le contó toda la verdad. Hija mía", le dijo, "tu fe te ha devuelto la salud; vete en paz y libérate de tu dolencia".

Mientras él hablaba, llegaron algunas personas de la casa del jefe de la sinagoga para decir: "Tu hija ha muerto; ¿para qué hacer sufrir más al Maestro? Pero Jesús, al oír este comentario, dijo al funcionario: "No temas, ten fe". Y no permitió que nadie le acompañara, sino Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron, pues, a la casa del funcionario y Jesús se dio cuenta de todo el alboroto, con gente que lloraba y se lamentaba desenfrenadamente. Entró y les dijo: "¿Por qué tanto alboroto y llanto? El niño no está muerto, sino dormido'. Pero se rieron de él. Entonces los hizo salir a todos y, llevando consigo al padre y a la madre del niño y a sus propios compañeros, entró en el lugar donde yacía el niño. Y cogiendo a la niña de la mano le dijo: "Talitha, kum", que significa: "Niña, te digo que te levantes". La niña se levantó enseguida y empezó a caminar, pues tenía doce años. Al ver esto, se quedaron atónitos, y él les ordenó que no dejaran que nadie lo supiera, y les dijo que le dieran algo de comer.
 

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