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Tuesday, May 28, 2019

EL DIA DE MI ENTIERRO

Mi trato con la muerte
Soy un viejo de 68 años, mi nombre es Oscar y me falta poco para morir. Si estas leyendo esta carta es porque efectivamente ya estoy muerto. Déjame relatarte por medio de este papel lo que me sucedió.
Me casé con una joven muy hermosa y simpática. Le llevaba el doble de años, no me importó y a ella menos. Déjenme aclararles que ella era mi enfermera, me cuidaba día y noche, así me fui enamorando de ella. Sabía que ella no me amaba, cómo por qué se enamoraría de un viejo decrépito como yo, pero le ofrecí un buen trato. La haría mi esposa y le dejaría todos mis bienes, a cambio ella solo me cuidaría y fingiría amor para mí. Haría su papel de esposa en toda la extensión de la palabra y pensé que así disfrutaría mis últimos años de vida... Estaba equivocado.
La joven aceptó, Maribel, se miraba muy contenta, feliz porque sería en un momento dado inmensamen rica, aunque ella quería hacerme creer que era todo lo contrario, que ella me apreciaba y que la hacía feliz el ser mi esposa y cuidarme mis últimos años de vida.
El día que me casé con ella, no hubieron invitados, solo el juez, los testigos quienes fueron los sirvientes, ella y yo. Cuando firme aquel papel firme con también mi sentencia de muerte. La noche de bodas, maribel me dio a beber algo que hizo que mi corazón poco a poco se fuera muriendo. En ese transe vi entrar la muerte a mi cuarto. Esta se paró junto a la puerta y se quedó ahí observando. Maribel no estaba respetando lo acordado. Desde la misma noche de bodas empezó a envenarme. Ansiaba tener mis millones. Pero eso lo fue todo.
Pasé en cama desde esa noche. Ya poco podía moverme y Maribel sólo se acercaba a mí a abofetearme y a reírse frente a mí cara. Metía a mi cuarto a su amante y se acostaba con él en mi cama donde yo estaba postrado. Miraba todo lo que hacían y como se burlaban de mí. Empecé a sentir rabia. Me daba cuenta que me había confiado demasiado de ella.
Postrado y sin poder hablar, ella a veces llegaba a fumarse un cigarro, y con mucha maldad lo ponía sobre mi piel arrugada apagandolo mientras reía. Me decía que disfrutaba mi agonía. Esta mujer salió más malvada de lo que creí. Un día, junto a su amante se sentaron en mi cama, traían gusanos sobre una bandeja de plata se las más caras que tenía y comenzaron abrir mi boca con violencia haciendo que me tragara uno por uno aquellos gusanos. Estos no paraban de reír, se carcajeaban con mucha burla y placer. Llevaba ya más de un mes desde aquel día. La muerte seguía en mi cuarto observando todo. Siendo un espectador de mi agonía y de lo que mis agresores hacían.
Así pasé tres largos meses. Mi piel estaba quemada por cigarros y el veneno ya estaba a punto de acabar conmigo. Una noche, la muerte se acercó a mi cama, se sentó y me dijo "hoy te iras conmigo" yo medio moribundo le dije "has visto lo que esa perra y su amante han hecho conmigo... No me puedo morir, no me lleves aún" la muerte se sonrió y me contestó "estas desahuciado, no podrías hacer nada en tu estado" él tenía razón, estaba viejo y moribundo a punto de abandonar este cuerpo. Entonces pensé en algo más... Yo no me iría de este mundo sin antes vengarme así que le dije a la muerte mi plan. Está entonces aceptó y así fue como empecé a vengarme de mis agresores.
Esa noche morí, abandoné mi cuerpo viejo y acabado. La muy maldita lloraba en mi funeral, vestida de negro junto a mi ataúd fingía dolor, pero en el fondo estaba ansiosa por mi dinero, por disfrutar de mi dinero. La muerte seguía conmigo, estábamos ahí parados viendo todo el espectáculo. El día de mi entierro, mi amada esposa iba abrazada por su amante, cuando de repente le dio un dolor muy fuerte en el pecho, este cayó al suelo y maribel angustiada lo miraba y le preguntaba que le ocurría. El bastardo estaba teniendo un infarto. Me le acerqué y supe que me podía ver, la muerte entonces se le acerco y empezó a extraerle el alma del cuerpo. En el momento éste salió y yo entonces me posesione de su cuerpo. La muerte lo tomó y lo lanzó al abismo. El miserable aún no podía creer lo que le estaba pasando.
Mientras yo volvía a vivir de nuevo en un cuerpo más joven ya listo para vengarme de mi adorada esposa. Esta no sabia nada así que sería más fácil. La muerte era mi cómplice y era mi aliado, ahora empezaría lo bueno....
Continuará.
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